La
validez del conocimiento en psicología
Introducción
El presente ensayo surge
derivado de la línea de trabajo sobre Edgar Morin (Introducción al pensamiento
complejo y Los Siete Saberes para la educación del futuro) y Zygmunt Bauman
(Vida Líquida) motivo por el cuál retoma puntos de los sietes saberes antes
mencionados para establecer una propuesta sobre la psicología como un cuerpo
generador de conocimientos enmarcada y derivada del contexto de la psicología
educativa hacia otras áreas, como un medio transmutador y como un conocimiento
en construcción constante.
El
conocimiento y el conocimiento científico
Una de las primeras condiciones
para caracterizar algo es definirle y esto se logra a través del conocimiento,
de esta forma el simple hecho de diferenciar a algo como distinto o externo del
observador, es conocer, es formar un punto de referencia del observador, es
decir del yo hacía el otro, perspectiva de sentido común cuya operacionalidad
persiste en la tradición científica, de este punto deriva el primer contraste y
es el referirse a las llamadas cegueras del conocimiento por Morin.
Despojar a la ciencia de su carácter
científico, de su especialidad, de su objetividad es el primer medio para
acercarse a la complejidad de la misma, el desnudarle del mito de la certeza y
de las vestiduras de la solemnidad y el absoluto es otorgarle un carácter
contrario, un planteamiento tal representa la nulidad del conocimiento generado
por la misma, argumento ya establecido por Feyerabend que a través del absurdo
hace de todo conocimiento algo válido, algo capaz de operar y generar
resultados, control predicción e incluso explicación.
Una vez despojada la ciencia de
un carácter sacrosanto y absoluto, surge la necesidad de caracterizarle en
otras facetas, de ver más allá del Maya, y verle en contexto y como contexto,
es decir en primer término la ciencia está subordinada a las necesidades
sociales, económicas y políticas de su momento y con ello con reminiscencias
históricas que a manera de analogía según el modelo cognitivo-conductual
persisten como creen irracionales medias, de otra forma la aprehensión y
comprensión de la realidad es imposible, ¿no es acaso el control y la optimización
una creencia media del mecanicismo manifestada en un contexto productivo?, ¿No ha sido la ciencia algo permeado por
banderas e ideologías, tal como el cambio del
término psicología por psicopedagogía en la URSS?, al mismo tiempo la
ciencia como contexto es generadora de una cultura, si bien los conceptos y
conocimientos generados por la misma son una aproximación e interpretación de
los fenómenos externos, son también entidades lingüísticas y por ello símbolos sujetos
a la reinterpretación y transformación por parte del sujeto, prueba de ello es
la concepción popular de la física en la ciencia ficción, y al mismo tiempo la
ciencia misma como generadora de intersubjetividad, el conocimiento se deriva
de acuerdos y convenciones entre diversos investigadores, y con ello en una
cuestión política, los criterios del APA no son solo una uniformidad del
conocimiento generado en la investigación, son también institucionalización,
control, gestión y admisión del investigador, quién como todo ser humano busca
ser reconocido y aceptado en comunidad a la vez de obtener beneficios de esto,
deseos que deberá subyugar a la voluntad del grupo, o bien seguir como un proscrito
anticientífico y poco objetivo.
El científico a su vez, como un
“especialista” genera hermetismo y bajo la bandera de la especialización genera
un ostracismo con el fin de legitimar la permanencia de la comunidad, por ende
las ideas nacientes o más bien los paradigmas emergentes resultan
particularmente peligrosos. ¿No era la independencia de Norteamérica motivo de
risa para los franceses enajenados por su odio a Gran Bretaña, el cuál
posteriormente se revertió en peligro para ellos?
He allí el potencial satánico
en la ciencia misma, y en la práctica clínica de la psicología como algo
siempre presente. El terapeuta con una especialización teórica contrasta a cada
momento y clasifica desde una lógica a la realidad, opera con símbolos sobre símbolos,
el paciente es ese contrario que debe de asimilar a su sistema de
conocimientos, con la condición de no perder los mismos, ¿No entraña esto el
peligro de considerarlo como un sofista que genera hipótesis ad-hoc con cada
interacción?,¿Se ajusta la teoría al paciente, o en cada caso se genera una teoría
única e irrepetible?. La terapia como el área más representativa de la
psicología es análoga de esta caracterización del conocimiento y de su
complejidad, si se parte de concebir al paciente como el experto de si mismo y
de sus problemas, al psicólogo como interprete, es decir como científico y al
mismo tiempo como un lingüista que habla desde su realidad persona, desde su
realidad científica y desde el cruce de estas interpreta la realidad del
paciente misma que se ve modificada por las demás realidades presentes e
invisibles para el, la terapia es
tecnología; la aplicación del conocimiento dado, pero es también investigación,
y descubrimiento, la interacción entre el paciente-terapeuta, y la interacción
entre los diversos sistemas de creencias que convergen en ellos es tan análoga
y válida como el proceso de individuación descrito por Jung, las personas un análogo
de estos conocimientos y creencias, es decir, el terapeuta es la persona
perteneciente a un individuo construida a través de conocimientos y una
formación, definida y creada para un contexto especifico; el individuo puede
valerse de esta en el ejercicio de su profesión y de su vida, o bien ser
poseído (identificado) con la misma. No solo las ideas poseen a los hombres,
sino también el conocimiento, especialmente cuándo la complejidad es tal que es
difícil saber quién o que define e interpreta al otro, la dialogía es probablemente
hasta ahora uno de los más acertados conceptos generados en casos como estos,
dónde el paciente reta el paradigma-cultura, creencia del terapeuta.
La
multidimensionalidad de la realidad humana
Mencione anteriormente al científico
como individuo inmerso en una ciencia cuya multidimensionalidad (como sistema
generador de conocimiento “objetivo”, como red intersubjetiva, como comunidad
social, como comunidad política, como ente histórico, como entidad memetica) le
hace aportarse a la misma, sirviendo de reproductor, regulador, creador y
editor, de esta misma forma, en la cual un microcomplejo (el individuo) en
constante interacción con mesocomplejos (entidades, instituciones y conceptos,
o bien véase como endo y exosistemas) modifica radical y substancialmente su
realidad circundante, la palabra tierra le define y distingue de otros objetos,
y de esta palabra se genera un engrama de cualidades perceptibles para el
bagaje fisiológico, experiencial y conceptual del sujeto, redefiniendo ese
objeto a cada momento, algo así como la dialéctica sujeto-objeto planteada por
Hegel, este conocimiento dialéctico es
realidad, es de cierta forma líquida, una suspensión de subjetividades en una
estructura amorfa, dialéctica que origina una dialogía, lo contrarío no niega,
sino complementa lo dado por el sujeto, así la realidad surge como esa dialogía,
como una construcción-transmutación de las realidades sociales, individuales, económicas,
culturales, e incluso de las endorealidades, es decir de un inconsciente
personal y colectivo. Bien pueden ser arquetipos, ideas originales a la Kant o
Descartes, o elementos ya presentes en el ambiente simplemente sometidos a la
razón. ¿No es la madre un elemento necesario para la existencia de un
individuo, y al mismo tiempo un arquetipo presente en su psique que se ve
enriquecido por su experiencia individual, pero que a la vez manifiesta su
existencia ideal?, ¿No es la internet profunda algo más que una mera alegoría
de una sombra ominosa (Y no sobre Innsmouth) o de un Tanathos proyectado sobre
un soporte que la hace en una fuerza real y capaz de cobrar voluntad?, este es
pues el problema de las realidades, el hecho de ver la totalidad dificulta ver
de la misma forma los asuntos concretos. El conocer la amplitud de la humanidad
permite apreciar de manera distinta sus problemas.
¿Cómo curar una herida sabiendo
que entre las implicaciones de este puede sobrevenir la gangrena?, ¿Confiando
en el devenir del sistema?, ¿Teniendo fé en el método y la tradición?, ¿O con
la apertura a las posibilidades generadas por la incertidumbre?.
¿Cómo definir y seguir con los
tópicos ya existentes si esta complejidad trasciende todo?,¿Redefinir la
patología como algo meramente contextual, cómo algo ficticio, como un modelo,
como un hecho real, como algo presente en los sistemas y no en los individuos?,
¿Prestar más atención a los aspectos operativos y prácticos o a los teóricos?,
¿ Hasta dónde extender la dialogía paciente-terapeuta?, ¿La tríada
paciente-terapeuta contexto?, ¿No son los contextos implícitos a los individuos?,
¿A un cuarteto?, ¿Bucles?, ¿Redes?, ¿Engramas?, ¿Totalidades?, ¿No son estas sinónimos
de unidades incognoscibles para nuestra comprensión actual?
¿Hacía que dimensión prestar
más atención?,¿ Lo biológico-psiquiátrico, lo individual-empírico, lo
colectivo-interaccional?,¿Según el modelo, según el objeto, o según el producto
de todos es interacción?.
Finalmente y pese al esfuerzo
de todos estas síntesis-uniones surge una implicación no considerada
anteriormente. La inconmensurabilidad de los paradigmas, en este caso de los
conocimientos. ¿Cómo poseer una certeza de la comprensión de la realidad del
paciente, o la realidad dada por la ciencia?,¿Cómo engramar ambos pese al hecho
de la inflexión?, al igual que la suma, existe un producto, más, ¿Cómo
demostrar la existencia de los operadores y de la naturaleza de la operación?.
Conclusiones
e Inversiones
¿Qué se puede rescatar de tal
embrollo de ideas y argumentos?, ¿De tales relaciones ambiguas entre procesos
psicológicos como el lenguaje, el pensamiento y la percepción, que se puede dar
a lo ya dado?, tal vez un retorno o una reconsideración de la psicología misma,
de sus conceptos y objetos, de cómo conoce aquello generado por ella. De una
metacognición. De otra forma es fácil
caer en la hiperespecialización y en la influencia de la inconmensurabilidad y
considerar la reflexión como una vanidad y una pérdida de tiempo, como solo un ejercicio
retórico sobre problemas “reales”, ¿Qué me va a importar la política en un
desorden de personalidad?,¿En problemas de lectoescritura?, sin embargo como psicólogo
pertenezco a una institución y es mi finalidad intervenir sobre estos problemas
generando soluciones, es necesario para mis fines convencer al paciente de su
problema y de su rol, y con ello darle un discurso de su realidad desde la mía,
para que el genere un discurso sobre si mismo desde mi. Me queda el considerar análogos
los campos emergentes, el mirar con suspicacia las neurociencias, bien como un
matraz de lo humano, bien como una jaula.
Me queda ver al conocimiento
mismo como al espíritu, como una fuerza o proceso innato detrás de la dinámica
de la humanidad y la vida misma, como el reconocimiento de todo ser ante si
mismo y ante el Universo. Los seres sensibles, y capaces de cognición asimilan
y acomodan sus percepciones para acomodarse a un medio más o menos conocido,
entre ellos el humano, y entre ellos el psicólogo, que ajusta sus conocimientos
a una problemática para ajustarse a sí mismo, sin importar si la psicología es
un sistema de creencias, una ciencia o una tecnología, porque de todas formas
es una serie de conocimiento, es una herramienta para generar otros, es un
medio para interpretar los ya existentes (Sea mencionado el caso de la
psicología social, dónde las diferencias son sutiles entre sociología,
psicología y antropología, o bien los aportes de otras áreas a la psicología),
es decir la psicología es también el matraz para transmutar, la materia a
transmutar, el proceso de transmutación y el producto de la misma.
Todo acto implica un conocer,
algo externo que requiere principios, y estos son como el espíritu una
directriz para la voluntad y el cuerpo. Después de todo en el inicio la piscología
derivo directamente de la filosofía, y esta es por derecho propio una ciencia
del espíritu.
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